La música
me salvó la vida
y he encontrado el modo
de compartir contigo algo
que te puede ayudar
Me llamo Amanda.
Soy arteterapeuta, docente, musicóloga y cantora.
Ayudo a las personas a encontrar su propia voz a través de la música, el cuerpo y el arte.
Llevo muchos años cantándome y viviendo experiencias en mi propio cuerpo que me ayudan a sentirme
más segura,
más consciente y
más creativa
Desde hace un tiempo lo quiero compartir con el mundo.
Me gusta trabajar desde la cercanía, la presencia y lo íntimo.
Para mí es importante que las experiencias sean vivenciales para poderlas integrar.
Esto no le sirve a todo el mundo,
obvio,
hay quien prefiere la comodidad del online, que yo también he probado, claro,
pero no he sentido que me ayudara igual, porque no se crea la misma atmósfera, esa que es tan necesaria para mover la emoción.
Empecé compartiendo mis canciones al mundo en 2018 con Magara (aunque llevaba escribiendo desde mucho antes, yo también sentía bloqueos y miedos) y después con mi actual proyecto Alma de Tüz
Pero déjame,
déjame
que te cuente un cuento…
La primera vez que leí la palabra Tüz yo estaba pasando por uno de los momentos más complejos y duros de mi vida.
En esos días, paseando con una amiga por la ciudad por donde vivía entonces, nos paramos en una librería, ella entró y me hizo esperar fuera.
Me había comprado un libro que, según ella, era uno de los de “tener de cabecera”, una “biblia” para el trabajo interior femenino.
Yo no tenía mucha esperanza de nada en aquel momento tan gris,
la verdad,
la vida me había golpeado durante varias veces seguidas y pese a mi tenacidad y resistencias innatas, sentía que mi embarcación zozobraba con insistencia y que poco se podía hacer.
Pero también es cierto que siempre he sido “bien mandada” y que si mi amiga,
que me quería bien,
me recomendaba la lectura de aquel grueso libro, no iba a ser yo una desagradecida.
Así que al llegar a casa, abrí al azar una de las más de 700 páginas y apareció ante mí un poemita…
“Eso es lo que tengo…
Poemas
Grandes muslos
Pequeñas tetas
y
Muchísimo amor”
[Ntozake Shange]
Me quedé atónita
Comencé a llorar desconsolada.
Era una descripción perfecta de lo que yo sentía en aquel preciso momento.
Así que abrí mi cuaderno, y apunté:
Abril de 2006.
Mujeres que corren con los Lobos.
Clarissa Pinkola Estés.
Cada día me sentaba a devorar las páginas de este libro que me hacía llorar y reír,
asombrarme y asustarme,
deseaba dejar de leerlo y sin embargo seguía subrayando y apuntando en mi cuaderno fragmentos enteros de los cuentos que me hacían tanto bien.
Estaba abriendo los ojos a mi interior por primera vez en mi vida.